La vida es demasiado corta como para NO perseguir nuestros sueños. Algún día tu vida estará próxima a su fin y lo único que podrás hacer es mirar tus recuerdos. Podrás recordarlos con alegría o con pesar. Aquellos que sueñan, que se fijan metas y que actúan de acuerdo a ellas para hacerlas realidad, son aquellos que viven vidas placenteras y que tienen una sensación de paz cuando se aproxima el final de sus días. Ellos están satisfechos con lo que han alcanzado para ellos y para su familia.

Jim Rohn

No hay edad para la juventud o la vejez

lunes, 31 de diciembre de 2012

Los días de Karin Larsson, maestra de yoga, transcurren entre sus clases, la escritura, el trabajo con las plantas y las tareas del hogar. Tiene 76 años pero su edad no le impide seguir sintiéndose joven. Para ella la clave está en los proyectos: “Lo que siento es que puedo seguir haciendo cosas, transmitir mis ideas a la gente más joven”, afirma. A los 72 publicó “¿Qué es yoga?”, su primer libro, y ya está escribiendo el tercero. Mientras tanto, Joaquín Sorianello, de 24 y desarrollador de software, llamado por sus amigos “el viejito”, cuenta que desde que se fue a vivir solo a los 19, su ritmo cotidiano cambió respecto del de otra gente de su edad. No le gustan los lugares con música fuerte y no suele salir mucho de su casa cuando no trabaja. “Es una sensación extraña; en cierta forma, es como sentirse desacoplado de la gente que tiene mi misma edad”, dice Joaquín.


Los años de vida no tienen por qué determinar el ritmo cotidiano. Siempre hay algo por delante y, ser joven o no depende del entusiasmo con el que cada uno mire el camino por recorrer. Karin dice: “La vida es como un río que corre. Si uno se queda sentado frente a la estufa, leyendo siempre, ahí es cuando el río ya no corre. Hay variantes, por ahí si me veo obligada a quedarme quieta, otra cosa va a seguir funcionando”. Además de las clases en Villa la Angostura, en donde vive, viaja para dar seminarios en El Bolsón, Esquel u otros lugares: “He estado viajando pero creo que voy a dejar de hacerlo. Uno no puede ser tan tonto de decir 'Ay, me siento joven, no me va a pasar nada'. Porque sí, me siento joven, pero el cuerpo tiene sus años. Igual ahora digo que no sé si voy a viajar, pero no me disgusta, así que en una de esas lo hago”.

Pese a que tiene un ritmo de vida distinto al de la gente de su edad, Joaquín se dio cuenta de que algo tenía que cambiar. Fue después de separarse y de sufrir episodios de ansiedad e insomnio “terribles”, cuando entendió que si no hacía algo con gente más joven, “la cosa se podía complicar”, según él mismo define. Como siempre trabajó con gente 15 años más grande que él y desde muy chico, se volvió más serio y con hábitos adultos para amoldarse a la gente con la que interactuaba. Su manera de buscar otros espacios en los que relacionarse con gente de su edad fue empezar a tocar los teclados en una banda de ska y en talleres de percusión.

Carlos Raúl Barrionuevo, de 71, dice que hay que verlo para darse cuenta de que aparenta muchos menos años de los que tiene. Se anima a bailar rock, reggaeton, “lo que venga”, dice. En el día a día, mientras su esposa va a trabajar, él se dedica a la casa: “Ordeno y tengo todo impecable. Me muevo para todos lados”. Según cuenta, le gusta todo lo que les gusta a los chicos: “No soy de esas personas que no comparte con los jóvenes, que no les gusta su música”.

La psicoanalista Evangelina Grapsas, directora de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, afirma que la juventud está relacionada con el anhelo de cada uno: “Aparte de las experiencias vividas por cada persona, está el deseo de superación de cada uno, y eso está en relación a su estructura. Si ésta tiende a la melancolía, el sujeto se queda pensando en que todo pasado fue mejor, o que está todo perdido, entonces tiene una actitud pesimista o negativa de lo que sigue. En cambio si puede hacer un desplazamiento de sus objetos de amor o de sus intereses y pasar a otra cosa, va tomando las pérdidas como parte de la vida”. Para la especialista “no son tiempos fáciles para la gente joven”. Según explica, esto está relacionado con que en la sociedad el foco está puesto en el dinero, dejando de lado la cultura, el conocimiento o los descubrimientos. “Hay otras riquezas que a veces a los jóvenes no se les enseña, se los orienta demasiado a la competencia económica y pierden el rumbo”, dice Grapsas.

Con más o menos camino recorrido, la juventud está marcada por la actitud y el deseo de cada uno. Para Karin hay algunas palabras que pueden describirlo: “Entusiasmo, intensidad en cada cosa que se hace, memoria y fe. Pero no hablo de la fe religiosa, sino que tiene que ver con que uno está vivo pero no se da cuenta y hay que saber que la vida a uno lo ha elegido. Todo eso tiene que ver con ser joven. La vida es un don fantástico”.

Vía | clarin.com

0 comentarios:

Publicar un comentario