La vida es demasiado corta como para NO perseguir nuestros sueños. Algún día tu vida estará próxima a su fin y lo único que podrás hacer es mirar tus recuerdos. Podrás recordarlos con alegría o con pesar. Aquellos que sueñan, que se fijan metas y que actúan de acuerdo a ellas para hacerlas realidad, son aquellos que viven vidas placenteras y que tienen una sensación de paz cuando se aproxima el final de sus días. Ellos están satisfechos con lo que han alcanzado para ellos y para su familia.

Jim Rohn

El secreto del éxito en un libro

domingo, 8 de julio de 2012

Las librerías dispensan, como si fueran farmacias, cientos de títulos para curar cuerpo y alma. El éxito al alcance de cualquiera. Un sustitutivo del psiquiatra.Son los Libros de autoayuda, que arrasan en las librerías. Prometen riqueza y felicidad en unas pocas páginas...

Por Verónica Viñas

Imagen de la obra «Escalera de criminales» del artista Ivan Navarro

O frecen consejos fáciles para ganar en bolsa, educar a los hijos y no morir en el intento, triunfar en la empresa, adelgazar sin pasar hambre, sobrevivir al matrimonio, superar la timidez, envejecer sin secuelas… No está demostrado que los lectores alcancen los resultados prometidos, pero los autores, mientras tanto, se forran. Semana tras semana, las listas de ventas de los libros de no ficción están copados por títulos que abren las puertas del paraíso. Convertirse en un experto en cualquier disciplina es sólo cuestión de unas pocas páginas. Algunos son auténticos manuales de cómo vivir y pensar.

En el ‘top’ de los libros más vendidos figuran títulos tan reveladores como Usted puede sanar su vida, de Louisel Hay; Lo que los ricos enseñan a sus hijos, de Robert T. Kiyosaki y Sharon L. Lechter; El poder del ahora: guía para la iluminación espiritual, de Eckhart Tolle; o Ganar en bolsa es posible, de Josef Ajram.

Aunque es cierto que el calificativo de autoayuda induce a creer que únicamente en este género o subgénero tienen cabida exclusivamente las recetas y consejos de los modernos ‘gurús’, no es menos verdad que también hay grandes escritores dispuestos a compartir su talento y experiencias. Por ello, resulta interesante averiguar por qué tienen éxito los libros milagro, cuál es su público y cuántos cumplen al final las expectativas que habían depositado en ellos sus consumidores. Si es innegable el poder curativo de la palabra –esencia misma del psicoanálisis- algunos libros poseen idénticas cualidades paliativas, de ahí que también se denominen ‘de superación personal’.

Pero por mucho que los libros sean un caudal de experiencias, al final la vida hay que vivirla, aunque, como sostiene el poeta leonés y premio Cervantes Antonio Gamoneda, «el que lee, vive dos veces». Sin embargo, para hacerla más llevadera ahí está El arte de no amargarse la vida, de Rafael Santandreu.

Detrás de recetarios para curar las heridas del cuerpo y del alma hay no sólo escritores dispuestos a darle al público lo que supuestamente quiere, sino los más variados profesionales y consejeros, brockers, naturistas, astrólogos, dietistas, psicólogos, maestros, cocineros… Que se lo pregunten a Robin S. Sharma, autor del best-seller El monje que vendió su Ferrari.

De todas formas, la inversión es minúscula comparada con los resultados que pueden conseguirse tras la lectura de estos libros terapéuticos. Ya lo dice el título del libro más vendido de Brupo Todd, El cielo es real. Ese puede ser el planteamiento inicial de muchos lectores o, lo que es lo mismo, nada que perder por probar.

Los libros-milagro también han ensayado con éxito la ruta del humor: Cómo ser mujer y no morir en el intento, de Carmen Rico-Godoy; Cómo echar a perder un ligue en 10 días, de Michele Alexander y Jeannie Long; ¡Quién me mandaría meterme en obras!, de Gomaespuma; y Cómo tener la casa como un cerdo, de P. J. O’Rourke, autor también de Como conducir rápido, borracho y hasta las cejas de drogas –escrito en 1979, cuando España estaba aún lejos de adoptar el carné por puntos y de instalar una pareja de la Guardia Civil en cada esquina-.

Firmas que ayudan

Muchos de los libros de autoayuda llevan la firma de prestigiosos escritores, como Paulo Coelho, psiquiatras como Rojas Marcos, cocineros como Ferrán Adriá, psicólogos como Bernabé Tierno, economistas de la talla de José Luis Sampedro o Stéphane Hessel –fuente de inspiración para el movimiento 15-M- o el periodista Ernesto Ekaizer, superventas con Indecentes.

Entender el mundo se ha vuelto cada vez más complejo, desde que las fisuras del capitalismo han dejado a los ciudadanos desamparados y han puesto al descubierto la fragilidad de la sociedad del bienestar. Vivimos en un mundo que se desmorona. Y es ahora cuando el ciudadano del llamado primer mundo, feliz y despreocupado hasta hace poco, demanda ‘voces sabias’ que sepan conducirle por caminos que se desvíen del abrupto precipicio que parece abrirse a sus pies.

En una sociedad de mercado siempre que hay demanda surge de inmediato la oferta. Por ello, las editoriales han encontrado en los libros de autoayuda un filón con el que sostener el maltrecho mercado de la edición. En La Casa del Libro figuran 7.368 títulos en el capítulo de libros de autoayuda. Encabeza este ránking Una mochila para el universo, escrito por Elsa, la hija de Eduardo Punset, uno de los grandes divulgadores científicos de este país. También destaca en los primeros puestos Emociones tóxicas, una guía para alcanzar la paz espiritual y salir de la frustración, el enfado, el apego, la culpa y el rechazo (según promete).

José Luis Marín López, presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicología Médica, en el prólogo del libro Este no es un libro de autoayuda asegura: «Un problema general de los llamados ‘libros de autoayuda’ es que te ofrecen recetas para conseguir estados de cosas (la felicidad, la autoestima, la espontaneidad, caer simpático, enamorar, olvidarse de un acontecimiento doloroso, etc) que son erróneas plantearse como metas alcanzables mediante procedimientos racionales. Tomemos el caso de la felicidad: es absurdo, grandilocuente y curiosamente vacío intentar de manera premeditada y consciente ser feliz; así, a las bravas, en abstracto, de buena mañana, leyendo un librito».

Para lectores desesperados

Los libros de autoayuda no sólo persiguen convertir al lector en un experto en cualquier materia o proporcionarle felicidad y riqueza, sino controlar a los demás. Uno de los pioneros fue Dale Carnegie y su libro Cómo ganar amigos e influir en las personas. El escritor entrevistó a decenas de personas singulares como Edison, Franklin D. Roosevelt o James Farley. Su libro se publicó por primera vez en 1936 y en 1940 en castellano, y se sigue reeditando. Es un texto que reúne una serie de máximas, muchas de ellas absolutos tópicos, para «caer bien».

Pese a la trivialidad de las recetas que ofrecen estos textos, las cifras de ventas son apabullantes. De la confianza ficticia a la confianza real, de Krishnanada, que enseña a aprender de las decepciones, pone el dedo en la llaga. Muchos de los consumidores de estos manuales de autoayuda parten del fracaso y del «peor imposible».

Así que hay libros que les están ofreciendo a gritos una solución, la vieja teoría de hacerse fuerte en el dolor y de aprender de la decepción. Por tanto, cumplen una función tan terapéutica como la que, inicialmente, les pueda proporcionar un psicólogo. En el fondo, siempre se ha dicho que el mejor amigo es un libro. Y esa es la misión que cumplen estos manuales que acuden en auxilio de gente desesperada. Tampoco tienen desperdicio los títulos, tan explícitos que no hay lugar para el misterio: Cómo no ser una mujer perfecta, de Libby Purves; No digas sí, cuando quieres decir no, de Baer; Toda esa gente insoportable: una guía de supervivencia para tratar con esas personas que nos hacen la vida imposible, de Francisco Gavilán…

El problema está cuando el lector pretende milagros. La mayoría de los manuales pretenden que el lector potencie sus cualidades y bucee dentro de sí mismo. No hay varitas mágicas. El lector seguirá siendo el mismo cuando acabe el libro, aunque puede que un poco más «iluminado». Simplemente ofrecen herramientas o ponen por escrito cuestiones a las que cualquiera podría llegar reflexionando pausadamente sobre el tema. La mayoría de los lectores de libros de autoayuda, según algunos psicólogos, son personas con baja autoestima, predispuestas a encontrar en estas lecturas una tabla de salvación.

El factor suerte

El investigador y psicólogo británico Richard Wiseman (apellido que significa hombre sabio) ha estudiado el fenómeno de los libros de autoayuda y se ha ganado fama internacional en áreas inusuales de la psicología, tales como el engaño, la suerte y lo paranormal y es autor de El factor suerte, un best seller que explora las vidas y mentes de las personas afortunadas y desafortunadas. Wiseman, que inició su carrera profesional como ilusionista, autor también del libro Rarología, llevó a cabo una investigación, donde a través de cientos de entrevistas y miles de cuestionarios, intentó demostrar que la suerte es un estado mental. Ya lo dice el refrán: ser supersticioso da mala suerte. Wiseman afirma en sus libros que gente con suerte adopta una actitud más relajada en la vida y encuentra mejores oportunidades.

El escritor y economista catalán Álex Rovira se ha convertido en un auténtico gurú, con una filosofía tan sencilla o, tan complicada -según se mire- sobre la creencia de que la utopía es posible. Sus libros, El mapa del tesoro, El bosque de la sabiduría, La buena crisis o La buena vida, han sido un auténtico ‘boom’ editorial, no sólo en España, sino que ha sido traducido a 40 idiomas; porque los seres humanos buscan lo mismo vivan donde vivan.

Superar la adversidad, Eres tu memoria, Corazón y mente, La autoestima y La fuerza del optimismo son algunos de los elocuentes títulos del psiquiatra Luis Rojas Marcos, quien si tuviera que puntuar su felicidad del 1 al 10, se pondría un 8,5, una nota que justifica su teoría de que las personas tienen una gran capacidad para darle un matiz positivo a la vida. Rojas Marcos, que vivió en primera línea los atentados del 11-S en Nueva York y se salvó de milagro aquel aciago día, se ha convertido en una de las voces más autorizadas para hablar de optimismo, felicidad y autoestima.

Las librerías ofertan, al igual que las farmacias dispensan miles de medicamentos para todo tipo de dolencias, manuales para las necesidades específicas de cada lector. Se pueden encontrar guías para superar cualquier cataclismo interior y exterior. Porque, como dijo el gran Groucho Marx: «La felicidad está hecha de pequeñas cosas, un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…».

Vía | diariodeleon.es

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