Sin duda, Albert Ainstein fue uno de los más grandes hombres de la humanidad. Nacido en Alemania, de origen judío, y nacionalizado norteamericano, se distinguió, además de su gran inteligencia, por su pacifismo y su extrema bondad. No sólo es autor de la teoría de la relatividad sino que puede calificarse como el padre de la física moderna.
Un inoportuno le preguntó cuál era, a su criterio, el secreto del éxito. Estaba seguro, decía, que el sabio descubridor de tantos secretos de la naturaleza podía condensar en una fórmula su respuesta.
Einstein, comprendiendo la urgencia de despechar al preguntón sin mayores discusiones, escribió esta fórmula en un pedazo de papel:
E = X + Y + Z
—¡Magnífico! —exclamó el impertinente—. ¿Y esta fórmula?
—Muy sencilla —explicó Einstein—. E es el éxito; X, el trabajo; Y, la suerte.
—¿Y la Z?
—Z es el silencio.
Vía | lavozdelpueblo.com.ar
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