Colchoneros, serenos, despertadores, cazadores de ratas, pregoneros... son trabajos que, a día de hoy, ya no existen. La sociedad ha avanzado tan rápido que sus funciones han dejado de ser tan reclamadas como antes. En parte, por los avances tecnológicos que tanto nos facilitan la vida. Esto nos hace pensar que, en un futuro, existirán otros tantos oficios que hoy resultan difíciles de imaginar. Principalmente, porque aún desconocemos la necesidad que habrá que cubrir por entonces.
No obstante, cada vez es más común encontrarse con puestos que nadie ha escuchado antes y que chirrían por sus cometidos
No obstante, cada vez es más común encontrarse con puestos que nadie ha escuchado antes y que chirrían por sus cometidos. ¿Qué empresas están dispuestas a pagar por estas funciones? Pues la realidad es que bastantes. De hecho, ya se hace.
Mirador de series
Es el sueño de los amantes de las series. El puesto creado por Netflix consiste en ver todo el contenido de su plataforma para, posteriormente, etiquetarlo.
Jugador de videojuegos
Son los llamados testers y el cometido es probar los distintos título de una compañías para detectar fallos y errores antes de que salgan a la venta.
Probador de alimentos para perros
Suena regular, ¿verdad? Pero es la única forma de conocer a ciencia cierta la calidad de un producto. El objetivo es probar el alimento para perros elaborado por diferentes marcas. No son dañinos y, además, constituyen la mejor forma de recibir el feedback sobre el sabor, la dureza y la consistencia.
Catador de chicles
Sí, tal cual. Este trabajo consiste en probar chicles. Ni más ni menos. Sue McNamara, por ejemplo, se dedica a ello en el Cadbury Schweppes Science and Techonology Center. Para ello, eso sí, necesita diferenciar hasta 70 sabores diferentes.
Inspector de dados
Los casinos más importantes del mundo cuentan con estos profesionales, que se dedican a inspeccionar cada uno de los dados que se utilizan en sus juegos: desde sus caras a su pintura.
Escritor de galletas de la fortuna
Suena a broma, pero existe. Tan sólo hay que tener un poquito de imaginación y la capacidad de poner el destino de las personas en tus manos. Donald Lau, por ejemplo, se ha dedicado a ello durante más de 30 años.
Probador de camas
El sueño de los dormilones. El objetivo es probar los distintos colchones de una empresa para conocer cómo reacciona una persona ante ellos. En eso consiste el trabajo que hace John-Paul Barnett en Harrson Spinks.
Cuidador de islas paradisíacas
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La oferta es, cuanto menos, suculenta: cuidar una isla paradisíaca de Bahamas por 100.000 euros al año. Y no sólo eso: la persona escogida tendrá las tardes libres, el seguro sanitario incluido y un coche para cubrir tus necesidades.
Fuente | larazon.es
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